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Por Urko Nalda • Actualizado en mayo, 2025
Fusterlandia fue una de esas visitas que no esperaba que me gustaran tanto. Lo tenía apuntado como algo curioso que ver en La Habana, pero cuando llegué me sorprendió. Un barrio entero decorado con mosaicos, arte por todas partes y un ambiente diferente a cualquier otro lugar de la ciudad. En esta guía te cuento cómo llegar, qué ver y algunos consejos para que disfrutes la visita al máximo.
Fusterlandia es el nombre con el que se conoce al proyecto artístico que transformó el barrio de Jaimanitas, en las afueras de La Habana, en una auténtica galería de arte al aire libre. Todo empezó con José Fuster, un artista cubano que decidió decorar su propia casa con azulejos de colores y formas surrealistas. Lo curioso es que, con el paso del tiempo, esa locura creativa se fue expandiendo por todo el barrio.
Lo que hace tan especial a Fusterlandia no es solo el arte en sí, sino la forma en la que ha invadido las calles de forma natural. Fachadas, muros, bancos, tejados… todo está cubierto de mosaicos llenos de color. Es como entrar en un mundo paralelo, una especie de versión tropical y cubana del Parque Güell. A mí personalmente me impresionó porque no se trata de un espacio cerrado o un museo, sino de un barrio real, con vecinos, tiendas y vida.
Puedes visitar Fusterlandia con este Tour de Contrastes de La Habana.
Además de ser muy visual, el proyecto tiene un trasfondo social muy potente. Fuster ha implicado a la comunidad y ha conseguido que el arte sirva también para mejorar la vida del barrio. Muchos vecinos han podido reformar sus casas, abrir pequeños negocios o simplemente ver cómo su entorno se ha transformado gracias al turismo cultural. Y eso, en Cuba, no es poca cosa.
Si has llegado hasta aquí buscando información de La Habana, te dejo por aquí una serie de artículos que seguro te son de gran ayuda:
TABLA DE CONTENIDOS
Nosotros fuimos a Fusterlandia con el coche de alquiler que usamos durante nuestra ruta de dos semanas por Cuba. Aprovechamos el último día, justo antes de devolverlo, para acercarnos desde La Habana Vieja y la verdad es que fue muy cómodo. Si ya estás viajando con coche, es la opción más práctica y te da libertad para parar en el camino o visitar otros lugares ese mismo día.
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Pero si no tienes coche, no te preocupes, porque hay varias formas de llegar. La más cómoda si no quieres complicarte es unirte a este tour de los contrastes de La Habana, que recorre varias zonas menos turísticas de la ciudad y hace una parada en Fusterlandia. Es una opción muy completa si te apetece ver un lado diferente de La Habana y, además, ir con guía.
Lectura Relevante
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Otra opción es el taxi. Desde La Habana Vieja el trayecto suele costar entre 10 y 15 euros (negociando), y en unos 25-30 minutos estás allí. Es una buena alternativa si vas en grupo o prefieres ir por libre sin depender de horarios. También puedes probar con La Nave, una app similar a Uber que funciona en algunas zonas de Cuba. Eso sí, hay que tener paciencia porque no siempre hay coches disponibles y a veces la conexión falla, pero si tienes suerte puede salirte más barato que un taxi.
El centro de todo es el taller de José Fuster, que fue su casa y hoy se puede visitar de forma gratuita. Es un espacio totalmente transformado, lleno de esculturas, azulejos, frases y colores por todas partes. La entrada es libre, pero hay una pequeña caja por si quieres dejar una donación, algo bastante habitual en este tipo de proyectos en Cuba. Merece la pena entrar con calma, subir a las terrazas y perderse entre los rincones llenos de detalles.
Puedes visitar Fusterlandia con este Tour de Contrastes de La Habana.
Pero Fusterlandia no se queda solo ahí. Lo que realmente impresiona es que el arte ha salido del taller y ha invadido todo el barrio. Al pasear por las calles de Jaimanitas te vas encontrando fachadas decoradas, columnas cubiertas de mosaicos, bancos convertidos en piezas únicas y mensajes grabados por todas partes.
Hay casas privadas decoradas, pequeños puestos de artesanía, tiendas de recuerdos y alguna que otra cafetería muy sencilla, todo integrado con ese estilo tan característico. Aunque no es muy grande, si te gusta el arte y la fotografía te puedes tirar allí fácilmente una hora o más. Y si tienes suerte, puede que te cruces con el propio Fuster, que a veces sigue trabajando en el taller o saludando a los visitantes.
Aquí te dejo algo más de información útil para tu visita:
Fusterlandia se encuentra en el barrio de Jaimanitas, a unos 15-20 km del centro de La Habana. Es una zona residencial tranquila al oeste de la ciudad, cerca del mar.
No hay un horario oficial, pero lo más recomendable es ir entre las 9:00 y las 17:00, cuando el taller está abierto y hay más movimiento. Aun así, los murales del barrio se pueden ver a cualquier hora del día.
La entrada es gratuita, tanto al barrio como al taller de José Fuster. Si te apetece, puedes dejar una donación voluntaria en la caja que hay a la entrada del taller.
Con una hora puedes hacerte una buena idea del lugar, pero si te gusta la fotografía o el arte, fácilmente te puedes quedar una hora y media o más. El taller tiene varios niveles y terrazas que invitan a quedarse un rato.
Lleva agua, sobre todo si vas en las horas de más calor.
Aunque es una zona segura, mejor evitar llevar cosas de valor a la vista.
Si quieres fotos sin mucha gente, intenta ir temprano.
No hace falta reservar nada si vas por tu cuenta. Solo en caso de hacer el tour.
A mí la visita me gustó mucho. Es un sitio muy original, diferente a todo el resto de cosas que ver en La Habana. Ver cómo un proyecto artístico ha transformado todo un barrio es algo que no se ve todos los días, y además, el colorido y la creatividad hacen que la visita sea muy visual y entretenida.
Eso sí, hay que tener en cuenta que está bastante alejado del centro. Desde La Habana Vieja puede llevarte media hora o más llegar hasta Jaimanitas, así que si solo vas a estar uno o dos días en la ciudad, quizás no sea lo más práctico. En cambio, si tienes algo más de tiempo en la capital o estás buscando planes diferentes, me parece una muy buena opción.
Lo que más te va a sorprender es el contraste entre el barrio de Fusterlandia y las zonas de alrededor. Es un ejemplo claro de cómo el arte puede cambiar por completo la imagen y la energía de un lugar. Por eso, aunque no sea lo más conocido de La Habana, a mí me pareció una parada muy interesante que aporta una perspectiva diferente de la ciudad.
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Y hasta aquí nuestra experiencia en Fusterlandia. A nosotros nos encantó descubrir este rincón tan curioso de La Habana, y creemos que puede ser una visita muy chula si tienes tiempo extra en la ciudad.
Si ya has estado o te estás planteando ir, déjanos un comentario con tus dudas o cuéntanos qué te pareció. ¡Nos encanta leerte y ayudarte a preparar tu viaje!
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