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Por Urko Nalda • Actualizado en mayo, 2025
Si estás por Viñales y te apetece un día de playa con agua cristalina, arena blanca y cero estrés, apunta bien este nombre: Cayo Jutías. No es el típico sitio turístico masificado, y precisamente por eso nos gustó tanto. En este post te cuento cómo fue nuestra escapada hasta allí, cómo llegar por tu cuenta sin volverte loco, qué hacer una vez llegas y algún que otro consejo que ojalá nos hubieran dado antes. Si te van los rincones tranquilos y planes sin reloj, sigue leyendo que te va a gustar.
Cayo Jutías está al norte de la provincia de Pinar del Río, en la costa oeste de Cuba, y aunque no es el cayo más famoso del país, para nosotros fue uno de los más especiales. Se llega por un pedraplén (una carretera sobre el mar) que conecta directamente con tierra firme, así que no hace falta barco ni ferry, lo cual ya es un punto a favor.
Nosotros lo visitamos por libre con nuestro coche de alquiler, y fue una de las mejores decisiones del viaje. Salimos desde Viñales por la mañana, y en poco más de una hora y media estábamos aparcando a escasos metros de la playa. La carretera no está en las mejores condiciones del mundo (hay zonas de la carretera llenas de baches), pero se puede hacer sin problema si vas con calma.
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Llegar a Cayo Jutías no es complicado, pero hay que organizarlo un poco según el tipo de viaje que estés haciendo. Lo bueno es que, al estar conectado por carretera, puedes olvidarte de ferris o lanchas: vas por tierra y aparcas prácticamente en la misma playa. Aquí van las opciones más comunes:
Es como lo hicimos nosotros y, sinceramente, la forma más cómoda y libre de disfrutar del trayecto y del día en el cayo. Salimos desde Viñales por la mañana y en poco más de hora y media llegamos sin problema. Eso sí, la carretera tiene tramos bastante bacheados, así que ve con paciencia y atento al suelo. Pero nada grave, se puede hacer perfectamente. Además, tener tu propio coche te permite visitarlo a tu ritmo y quedarte el tiempo que quieras disfrutando de la playa.
Es la opción más fácil si quieres que te lo den todo hecho. Te recogen por la mañana en Viñales, te llevan a pasar el día en el cayo y te llevan de vuelta por la tarde. Suele incluir el transporte de ida y vuelta, y a veces también algo de comida o bebida.Si no tienes coche, aquí puedes contratar tu transporte a Cayo Jutías desde Viñales.
Si no tienes coche, desde Viñales puedes organizar un taxi colectivo compartido con otros viajeros (más barato) o un taxi privado (más caro, pero vas solo). Se puede reservar directamente en tu alojamiento o en el centro del pueblo. La mayoría de conductores ya están acostumbrados a hacer este recorrido, así que no tendrás problema para encontrar uno.
Lo bueno de Cayo Jutías es que no hay mil planes ni actividades organizadas. Es un sitio para desconectar, quitarte las chanclas y dejar que el día fluya sin mirar el reloj. Aun así, hay varias cosas que puedes hacer una vez llegas, y aquí te cuento lo que hicimos nosotros y lo que te puedes encontrar:
Uno de los rincones más bonitos y especiales de Cayo Jutías está en su extremo este. Allí se encuentra la conocida como playa de las estrellas, un pequeño paraíso donde, si tienes suerte, podrás ver un buen puñado de estrellas de mar en su hábitat natural.
Se puede llegar en barquita desde la zona principal del cayo, pero nosotros decidimos ir andando, bordeando la costa. El camino es bastante plano, aunque hay zonas en las que es más cómodo caminar dentro del agua que por la arena, sobre todo cuando sube un poco la marea. Eso sí, al menos a nosotros no se nos hizo nada pesado. Al contrario: el paseo fue parte de la experiencia.
Al llegar, te encuentras con una zona poco profunda, de agua clarísima y con muy poca corriente, donde es fácil ver las estrellas de mar reposando en el fondo. Eso sí, importantísimo: no las toques y mucho menos las saques del agua. Están vivas y, por muy tentador que sea hacerse una foto con ellas, eso solo las perjudica. Disfrútalas con los ojos y la cámara, pero sin alterar su entorno.
Si hay algo que no te puedes perder en Cayo Jutías, es comer una langosta recién hecha con los pies en la arena. Es de esas cosas simples que se te quedan grabadas por lo auténtico del momento.
A la hora de la comida, si te das un paseo por la zona de los manglares, verás cómo varios locales montan unas pequeñas parrillas portátiles en mitad de la playa. Son pescadores que han salido por la mañana a buscar langostas, y que luego las cocinan allí mismo, a la brasa, con una salsa sencilla pero buenísima.
Lo mejor de todo es que, además de estar riquísimas, el precio es sorprendentemente barato, sobre todo teniendo en cuenta que estás comiendo marisco fresco en una playa paradisíaca. Por unos pocos euros te sirven una buena ración de langosta con guarnición, normalmente arroz, ensalada o plátano frito.
Tumbarse al sol y darse un buen baño en Cayo Jutías es un plan en sí mismo. Cerca del restaurante principal hay una zona perfecta para poner la toalla y relajarse, con bastante espacio y acceso directo al mar. El agua suele estar tan en calma que parece una piscina natural, ideal para estar horas dentro sin darte cuenta.
Lo mejor es el color del mar, de esos que cuesta creer que sean reales: turquesa, transparente y caliente. Si buscas un rato de tranquilidad total, basta con alejarse unos metros para encontrar rincones menos concurridos y seguir disfrutando del paraíso a tu aire.
En Cayo Jutías tienes dos opciones principales para comer. La primera, y para nosotros la mejor experiencia, es aprovechar las langostas frescas que preparan los pescadores en la playa. Son riquísimas, baratas y, además, comer con los pies en la arena es todo un lujo que no te puedes perder.
La segunda opción es el restaurante del cayo, que además de langosta ofrece otras opciones algo más variadas. Si solo vas a pasar un día, mi consejo es que comas la langosta en la playa y guardes el restaurante para la tarde, para tomarte una cerveza fría o una piña colada mientras disfrutas del ambiente y la puesta de sol.
Cayo Jutías se puede visitar durante casi todo el año, pero la mejor época va de noviembre a abril, cuando el clima es más seco, las temperaturas son agradables y hay menos probabilidad de lluvias. Es la temporada ideal para disfrutar de la playa con el cielo despejado y sin tanta humedad.
De junio a noviembre es temporada de huracanes en Cuba, y aunque no siempre afecta directamente a esta zona, sí pueden llegar tormentas fuertes e incluso huracanes, sobre todo en los meses de agosto y septiembre. Si viajas en esa época, conviene estar atento al pronóstico y tener algo de flexibilidad por si toca cambiar de planes.
Antes de terminar, te dejo algunos consejos prácticos que a nosotros nos vinieron genial para disfrutar al máximo del día en Cayo Jutías. Son cosas sencillas, pero marcan la diferencia cuando estás en una playa algo aislada como esta.
Llévate efectivo, ya que no hay cajeros ni forma de pagar con tarjeta en el cayo. Tanto para comer como para alquilar alguna tumbona o comprar bebidas, todo se paga en metálico.
Si tienes escarpines, no está de más llevarlos. En algunas zonas del cayo hay restos de coral o piedras que pueden molestar al caminar por el agua.
No olvides el protector solar y una gorra o sombrero, porque el sol pega fuerte, sobre todo al mediodía, y no hay muchas zonas con sombra natural.
Si quieres ver estrellas de mar, recuerda no tocarlas ni sacarlas del agua para hacer fotos. Es importante respetar el entorno para que siga siendo un lugar especial.
Lleva agua suficiente si vas a caminar hacia la playa de las estrellas. Aunque no es un trayecto duro, con el calor cubano se agradece estar bien hidratado.
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Y hasta aquí nuestra experiencia en Cayo Jutías, un rincón que nos sorprendió mucho más de lo que esperábamos. Si estás pensando en incluirlo en tu ruta por Cuba, ¡no lo dudes! Y si ya has estado o tienes alguna duda, te leo en los comentarios.
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