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El Gran Palacio es, sin duda, uno de los lugares más impresionantes que ver en Bangkok. Este complejo de edificios, que fue la residencia oficial de los reyes de Tailandia durante siglos, es un ejemplo espectacular de la arquitectura tradicional tailandesa. Entre sus muros encontrarás el famoso Wat Phra Kaew, también conocido como el Templo del Buda Esmeralda.
El Buda Esmeralda, tallado en un único bloque de jade, es la figura religiosa más venerada del país. Pasear por este lugar es una experiencia mágica, con sus detallados murales, cúpulas doradas y pasadizos llenos de historia. Eso sí, te recomiendo ir temprano por la mañana para evitar las multitudes y el calor intenso, y no olvides llevar ropa adecuada: se exige un código de vestimenta que cubra hombros y piernas.
Es un lugar imprescindible para entender la importancia de la espiritualidad y la tradición en la cultura tailandesa. La entrada son 500 Baht por persona, pero merece la pena a pesar de ser una de las atracciones más caras de la ciudad.
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Para llegar, lo mejor es tomar un barco desde el muelle de Tha Tien, que está justo al lado de Wat Pho. El trayecto en el ferry cruzando el río dura apenas un par de minutos y cuesta solo 5 baht. Es una experiencia sencilla pero que añade mucho encanto a la visita, especialmente si aprovechas para disfrutar del movimiento del río, lleno de embarcaciones locales. Wat Arun queda justo frente al muelle, así que es muy fácil de encontrar.
Muy cerca del Gran Palacio se encuentra el Wat Pho, famoso por tener una de las estatuas de Buda más impresionantes de todo Tailandia. Este Buda reclinado, de 46 metros de largo y cubierto con pan de oro, simboliza el paso de Buda hacia el nirvana. Lo que más me llamó la atención fueron los detalles de los pies de la estatua, decorados con grabados de nácar que representan los 108 auspicios del Buda.
La entrada cuesta 200 baht e incluye una botella de agua, algo que siempre se agradece con el calor de la ciudad. Te recomiendo combinar esta visita con la del Gran Palacio, ya que están muy cerca, y planearlo a primera hora para evitar el calor y las multitudes.
Khao San Road es una de esas calles que tienes que ver al menos una vez cuando visitas Bangkok. Es conocida por ser el epicentro mochilero de la ciudad, con bares, música en directo, puestos de comida callejera y un ambiente que no pasa desapercibido. Personalmente, creo que merece la pena pasarte para echar un vistazo, aunque no es un lugar en el que yo pasaría mucho tiempo.
Durante el día, puedes recorrerla con calma, curiosear entre sus tiendas de ropa y souvenirs o probar un pad thai en alguno de los puestos callejeros. Por la noche, la calle cambia completamente: la música suena por todos lados, los bares se llenan y el ambiente se vuelve mucho más movido. Si te apetece algo más tranquilo, te recomiendo desviarte a Rambuttri Alley, una calle cercana con un ambiente más relajado pero igual de interesante.
Este mercado es famoso por sus pequeñas barcas cargadas de frutas tropicales, verduras, flores y comida recién preparada, todo ello vendido directamente desde el agua. Lo ideal es llegar temprano por la mañana, sobre las 8:00, para disfrutar del mercado antes de que se llene de turistas. Puedes pasear por los alrededores o alquilar una barca para recorrer los canales y ver cómo los vendedores locales interactúan entre ellos.
Chinatown es uno de los barrios imprescindibles que ver en Bangkok, un lugar donde se mezclan aromas, colores y sabores que te atrapan desde el primer momento. Pasear por sus calles, especialmente por Yaowarat Road, es toda una experiencia. Esta arteria principal está repleta de letreros luminosos en chino, puestos de comida callejera y tiendas de todo tipo.
Lo que más me gustó fue probar algunos platos típicos en los puestos callejeros. Desde dumplings hasta sopas de fideos o el famoso pato laqueado, este barrio es un paraíso para los amantes de la gastronomía. Por la noche, Chinatown cobra vida con un ambiente aún más animado y cientos de opciones para cenar al aire libre.
El Parque Lumpini es un oasis en medio del caos de Bangkok y uno de los lugares que ver si buscas un momento de tranquilidad en la ciudad. Este enorme parque es perfecto para desconectar del bullicio, dar un paseo o incluso hacer un picnic bajo la sombra de sus árboles.
¿Quieres saber más sobre Bangkok?: Guía completa para visitar Bangkok
Lo que más me sorprendió fue la cantidad de monitor lizards (varanos) que puedes ver caminando por los alrededores del lago. Aunque son inofensivos, su tamaño impresiona, y verlos en un entorno tan urbano es toda una curiosidad. También es habitual encontrar a locales practicando yoga, tai chi o simplemente relajándose.
La Jim Thompson House es uno de los museos más interesantes que ver en Bangkok, especialmente si te interesa la historia y la arquitectura tailandesa. Esta casa tradicional, construida en madera de teca, fue el hogar de Jim Thompson, un empresario estadounidense que jugó un papel clave en la revitalización de la industria de la seda tailandesa.
El museo alberga una impresionante colección de arte asiático y objetos antiguos, además de ofrecer visitas guiadas que te permiten aprender sobre la vida de Jim Thompson y cómo desapareció misteriosamente en Malasia en 1967. La casa en sí es una obra de arte, con su diseño inspirado en la arquitectura tailandesa tradicional y un precioso jardín tropical que la rodea.
El MBK Center es uno de los centros comerciales más famosos que ver en Bangkok, y un paraíso para los amantes de las compras. Este gigantesco edificio de ocho plantas tiene de todo: desde ropa y accesorios hasta tecnología, souvenirs y productos de imitación a precios realmente bajos.
El mercado Chatuchak es un auténtico paraíso para los amantes de las compras y uno de los lugares imprescindibles que ver en Bangkok si estás allí durante el fin de semana. Con más de 15,000 puestos, es uno de los mercados al aire libre más grandes del mundo, y puedes encontrar de todo: ropa, accesorios, plantas, artesanías, decoración, comida y más.
Explorar Chatuchak es toda una aventura. El mercado está dividido en secciones según los productos, aunque es fácil perderse entre sus interminables pasillos. Mi recomendación es ir con algo de tiempo y una lista de lo que buscas, pero también dejarte sorprender por todo lo que vas encontrando. Además, no te olvides de regatear, es parte de la experiencia.
Para hacer el recorrido, tienes varias opciones. Puedes tomar un barco público, que es súper barato (unos 20 baht por trayecto), o puedes optar por un paseo más tranquilo en uno de los barcos turísticos. Aunque es una actividad muy popular entre los turistas, me parece una experiencia muy auténtica y relajante. Ver el Gran Palacio y el Wat Arun desde el agua es algo que no te puedes perder.
Lo más fácil es embarcar en el muelle Sathorn, pero también puedes encontrar otros puntos de salida, como el Tha Tien o el de Asiatique. Yo te recomendaría embarcar desde el muelle Tha Tien, justo enfrente del Wat Arun, y seguir el recorrido hasta llegar a Talat Noi (el muelle se llama Marine Department), un barrio lleno de encanto y más tranquilo que otras zonas turísticas. Puedes aprovechar para bajar en ese punto y perderte por sus callejones llenos de historia.
Terminal 21 es un centro comercial único en Bangkok, no solo por las tiendas que alberga, sino también por su diseño original. Este mall está inspirado en distintos destinos internacionales, con cada planta representando una ciudad famosa del mundo. Desde Londres hasta Tokio, pasando por Estambul y San Francisco, caminar por sus pasillos es como hacer una vuelta al mundo en unas pocas horas.
Lo que más me gusta de Terminal 21 es su ambiente relajado y su oferta diversa. Hay una gran variedad de tiendas, desde marcas internacionales hasta boutiques locales, pero también puedes encontrar una gran selección de restaurantes y cafés para descansar entre compras. Además, la zona de comida, ubicada en el nivel más alto, tiene una vista estupenda de la ciudad y ofrece comida local e internacional, a precios bastante razonables.
A mí me sorprendió lo bien organizado que está todo. En sus salas puedes ver desde estatuas budistas antiguas hasta objetos de la vida cotidiana de distintas épocas, pasando por trajes tradicionales y utensilios de las antiguas cortes reales. Es un sitio ideal si te interesa la historia, ya que no solo te ofrece una visión profunda sobre el arte tailandés, sino que también puedes aprender sobre las tradiciones, creencias y costumbres del país.
El museo está en el corazón de Bangkok, cerca del Gran Palacio, por lo que si estás visitando esta zona, te recomiendo hacer una parada. Es un lugar tranquilo y relajante, perfecto para escapar un poco del bullicio de la ciudad y disfrutar de la cultura tailandesa. Aunque no es muy grande, te sorprenderá todo lo que puedes descubrir en él. Si te gusta la historia, te aseguro que no te decepcionará.
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